Un sistema solar para el hogar consta de módulos fotovoltaicos que captan la energía solar durante el día y la transforman en energía eléctrica que sirve para accionar una o más bombas para extraer agua; un sistema de electrodiálisis para purificar el agua; tanques elevados para almacenar el agua y poder utilizarla por gravedad; un sistema solar para generar energía térmica para disponer de agua caliente durante todo el día, tanto para el aseo de las personas como para el uso en la cocina; un respaldo de energía, almacenado en baterías y un inversor, con la capacidad suficiente para alimentar con energía eléctrica los electrodomésticos del hogar. Si fuera necesario se pueden instalar sistemas de aire acondicionado para regular la temperatura interior con frío o calor.